Aunque hay algunas lagunas, debidas a la
edad, también recuerdo la época de blanco y negro en la que me tocó vivir.
Cuando las bacaladeras eran especie de herramientas para cortar el bacalao, y no después, cuando se inventaron las maquinitas esas en las que metes la tarjeta del banco y te sacan los ojos.
Cuando las bacaladeras eran especie de herramientas para cortar el bacalao, y no después, cuando se inventaron las maquinitas esas en las que metes la tarjeta del banco y te sacan los ojos.
Pues bien, recuerdo una de las tiendas que
había en mi calle, y calles aledañas. Antes de pasar a llamarse Ahorramás, era
la tienda de Cá Emilio.
Decía tu madre vete a ca Emilio y compras el
pan.
En Casa de Emilio, siempre le recordaré con
la bacaladera.
No como las bacaladeras de ahora, que solo y
exclusivamente te sacan el dinero, sino con una de verdad.
Hay que ver cómo cortaba el bacalao ese
hombre...
Después de cerrar la tienda hará más de
veinte años, y los que la cogieron después ( he dicho la marca antes, y ya me
da un poco de pereza ), también cerraron, y ahora son pisos.
Le vi el año pasado y le saludé. Claro el
hombre no se acordaba de mí después de tantos años.
Le dije que a mí me llamaban el Juanín, y
que era hijo de la señora Pilar, y se acordó de mí.
Fue memorable. Incluso tengo yo mas canas
que él.