sábado, 1 de octubre de 2011

Indignados de Wall Street

   Diariamente los medios nos hablan de la grave situación económica que atraviesan la Comunidad Económica Europea y los Estados Unidos. Pero casi, ni prestamos atención a la crisis porque sentimos que no nos toca, sin embargo, todo cambia bruscamente si salimos a la media noche por las calles de Manhattan en Nueva York. Allí es fácil encontrar a grupos de personas, incluyendo a niños, rebuscando en los contenedores de basura de los más sofisticados restaurantes de la ciudad o de los grandes supermercados en busca de comida. Una vista deprimente que se pone más negra aún frente al atrio de las iglesias donde, envueltos en cartones y trapos, los desamparados duermen amontonados. Por la mañana ellos harán largas colas para un desayuno y más tarde para su almuerzo, gratis.

   Entonces, recientemente, podemos entender las marchas de indignados que se llevaron a cabo simultáneamente el pasado 17 de setiembre en Atenas, Madrid, Barcelona, Valencia, Frankfurt, Paris, Lisboa, Milán, Tel- Aviv, Santiago de Chile y ahora por primera vez durante esta crisis en Nueva York. A todos los indignados les une, el repudio al sistema económico globalizado que sacrifica el derecho de la mayoría de la población al bienestar, que declaran todas las constituciones del mundo, para aumentar las ganancias ya desproporcionadas, de un pequeño grupo de élite financiera que convirtió el mundo en una devoradora bolsa de valores. Por eso claman que somos el 99 por ciento de la gente y ya no toleramos la codicia y corrupción del uno por ciento.

   En el despertar progresista que ahora está recorriendo Europa y América Latina, Estados Unidos es el último en adherirse lentamente al movimiento antisistémico. La tradición de lucha del pueblo norteamericano cuyo ejemplo dieron al final del Siglo XIX y al comienzo del XX se perdió en el espacio y el tiempo primero, por la represión y después, por una habilidosa y sofisticada diaria campaña de desinformación por los principales medios de comunicación al servicio del Estado.

   Por eso las primeras entre dos a cinco mil personas que salieron a las calles de Nueva York con la consigna de ocupar Wall Street, e iniciar una acampada, para demandar una economía al servicio del pueblo, representan la primera vanguardia del gigante dormido de la América progresista, como dijo uno de los líderes de los indignados, el reverendo Billy. Finalmente, se quedaron cerca de mil personas en el Parque Zucotti, ubicado a una manzana, de la Reserva Federal, que fue declarada por los reunidos, Plaza de la Libertad. Instalaron sus tiendas y cocinas al estilo de Tahrir Square en el Cairo, convocando a la gente a adherirse a ellos en su protesta contra la dictadura de los mercados.

   Los medios de comunicación europeos, tomaron en serio a los indignados norteamericanos, también fue bien comentada esta marcha en América Latina, en cambio en Rusia los calificaron como un chiste o como un circo en el cual participaban unas cuantas personas pasivas y aburridas. Pero en su tierra natal, en Estados Unidos, la prensa globalizada al servicio del capital financiero, los ignoró por completo. Los autoproclamados portadores de la libertad y democracia, Yahoo, Twitter y Facebook, que han hecho una agresiva campaña de ayuda a los bien pagados, entrenados y apoyados por los mercenarios y aviones de la OTAN supuestos luchadores por la libertad en Libia, esta vez bloquearon durante los primeros días de la protesta los mensajes relacionados con las actividades de los indignados. Una auténtica vergüenza.