viernes, 24 de febrero de 2012

Fenómenos extraños

   Salgo de casa. Apago la televisión con el mando. Se pone en standby. Cierro la puerta y le aplico las dos vueltas de rigor.
   Vuelvo al cabo de una hora, abro la puerta, entro en casa. La televisión sigue en standby con su piloto en rojo.
   Paso al lado de la televisión, y escucho el típico sonido de cuando se enciende…
   ¿ Donde está el mando ?. Estaba en el sofá. Nadie ha tocado el botón del mando. Flipo.
   La electricidad estática puede producir, y de hecho, produce fenómenos extraños. Muchas veces al subir las escaleras, estoy cargado de electricidad que se suele descargar al introducir la llave en la cerradura.
   Sale a veces un chispazo. Hasta ahí, es lógico.
   Pero que la tele se encienda sola, no tiene una explicación lógica, ya que antes la electricidad estática acumulada ya tendría que haberse descargado.
   Aunque no fuera así, la electricidad acumulada, difícilmente podría meterse en la frecuencia que utiliza el mando para poder encenderla. Mejor dejarlo como está.

   Sobre un viaje astral que hice de chaval :
   Dormíamos en una litera. Mi hermano abajo y yo arriba.
   Estaba relajado, durmiendo plácidamente.
   Comienzo a desprenderme de mí mismo, y a levitar . El techo se iba acercando, pero al ir flotando, me giro y me veo durmiendo en la misma posición que antes había dejado.
   Voy flotando por la habitación, salgo hacia adelante, y finalmente salgo de casa por la puerta. Esta estaba cerrada, pero la atravieso sin problema.
   Bajo las escaleras y finalmente estoy en la calle. A unos tres o cuatro metros del asfalto. La sensación es sumamente placentera.
   Sigo mi recorrido hacia la plazoleta del final de la calle. Era de noche. A tiempo real. Lo mejor de todo, es que no necesitaba realizar ningún esfuerzo ni para avanzar, ni para girarme. Algo parecido a volar, pero sin tener que molestarme en batir los brazos, ni siquiera el mínimo esfuerzo que se requiere para por ejemplo bucear.
   Media vuelta y a casa.
   Llego, y me encuentro allí, tan ricamente. Me meto en mí mismo, y a seguir durmiendo.
   Recuerdo después de tantos años, que me levanté muy cansado, como si hubiera estado toda la noche por ahí. Normal. Estuve toda la noche por ahí.

   Dejà vú:
   Duró como 5 minutos  o así. Estoy en Burgos. Voy con mi prima hablando, y de repente sucede, como un flash.
   Comienzo a observar alrededor y a escuchar lo que me decía. Sabía lo que me iba a decir antes de que lo dijera.
   Vamos por una calle ancha ( yo no había estado nunca allí ). Sé a quién me voy a encontrar al doblar la esquina.
   Giramos a la derecha camino de la piscina. En efecto. Aparece el tío pelirrojo que sabía que iba a aparecer. Incluso el kiosko de periódicos.
   Mi prima sigue hablando. No la escucho. Sé lo que me va a decir incluso antes de que me lo diga.
   Acaba el fenómeno. Le pregunto ¿ Te has enterado ?. Ella a su rollo.
   Durante todo el tiempo que duró pude darme cuenta perfectamente de todos los detalles, tanto del paisaje urbano completamente desconocido que había allí, ya que nunca había pasado por esa calle.
   Los colores eran como más nítidos mientras sucedía aquello. Los olores, la visión. No sé. Todo era más claro.
   Una vez que acaba esa maravillosa experiencia, todo vuelve a la normalidad.  Te deja asombrado, pero también muy confuso.
Esto me acaba de recordar un título de una antigua canción de los maestros Zeppelines - Aturdido y confuso- :