sábado, 24 de diciembre de 2011

Navidad, agridulce navidad.

   Obviando, obviamente las lucecitas y los arbolitos en los alrededores del Corte de Ingles, hay que ver cómo ha cambiado la puta Navidad.
   En Madrid, seguimos con las cabalgatas de reyes, ya solo en el centro de la capital. Los barrios periféricos no tienen derecho a que los niños sean atacados por reyes de mentira que les den en la cabeza con caramelos.
   Una de las principales avenidas de Madrid, que atraviesa Vallekas desde la frontera de la M-30 ( actualmente calle 30 ), está totalmente despojada de lucecitas de navidad. Ya venían avisando del tema del gasto que suponía, que una avenida de más de 8 kilómetros estuviera iluminada en navidad. La iluminación era la misma de todos los años. Casi mejor así. Parecía que estabas en el año anterior, o en el año anterior del anterior.
   Pero el palacio del ayuntamiento, está iluminado a todas horas. Debe ser, que allí ha llegado la tecnología LED, y el gasto es superfluo.
   Paso de la navidad.
   En el bulevar del Puente de Vallekas, de toda la vida se ponía un pequeño belén, al que los niños echábamos monedas, deseando un año nuevo mejor.
   En ese mismo bulevar, por esas fechas, podías comprar libros de los de toda la vida -de los de papel-, a unos precios bastante módicos.
   Pero ahora, la navidad, solo llega a los barrios de gente pudiente , también se hacen llamar -gente de bien-,
como si los demás que poblamos estos barrios, fuéramos gente de mal.
   Ahora los niños de los barrios de gente de mal, no tienen derecho, a que les tiren caramelos a la cabeza.
   La gente de mal, tampoco tiene derecho a comprar libros, no vaya a ser que se eduquen, y se den cuenta de que lo que les ocurre sea por motivos ajenos a ellos.
   El belén del bulevar, se lo pueden meter también por los huevos. Total, las monedas que echábamos allí de chiquillos, nos las ahorraremos para utilizarlas debidamente, en vez de que se las quede el ayuntamiento.
   Por lo tanto, que le den por culo a la navidad. O hay navidad para todos los niños por igual, o que les den por culo a los reyes magos y a los reyes que no lo sean, también.