Antes he podido apreciar la tenue luz del
sol y los parques recorridos con sus respectivas hojas diseminadas por el
césped sin ningún tipo de orden.
Nada de viento, y se agradece.
Me encanta el otoño. Lo disfruto. Esos
colores de los árboles que dejan su verdor, esperando para cuando lleguen tiempos mejores, son los colores que
me gusta ver y apreciar. Esos tonos verdosos suaves, nada estridentes como
cuando les da el sol en verano.
Todo ello aderezado con los Queen en los oídos: " Another One Bites
the Dust" me ameniza el camino.
De hecho voy marcando el ritmo al apoyar mi
pie derecho al ritmo de la batería, y cuesta arriba.
Igual que la vida : todo cuesta arriba.
He llegado a la meta propuesta hoy, y creo
que es hora de disfrutar de un cigarro.
Me siento en el banco del parque donde los
mayores están jugando un buen partido de petanca.
Uno lanza la bolita pequeña de color rojo, y
dispara una de sus bolas.
Los demás contrincantes intentan colocar las
suyas al lado de la bola pequeña.
El último participante, aunque se le ve un
tanto achacoso al hombre, comprobando que sus dos primeras bolas no se han
acercado lo suficiente al objetivo, hace una parábola para destruir la posición
de las restantes. Es el Destroyer del partido. Ganar no gana, pero lo bien que
se lo pasa, no se lo quita nadie. Cuando ha tirado su última bola me ha
parecido incluso Gene Simmons sacando su desmesurada lengua, burlándose de sus
contrincantes.
He estado a punto de preguntarles por las
reglas de la partida, pero ya se me acababa el cigarro y tenía que continuar mi
paseo.
Creo que todavía me quedan algunos años para
hacerme profesional. Tiempo tengo.
Aunque cuando yo llegue -si llego-, el deporte "jubileta" por
excelencia, no será la petanca, sino la recogida de cartones, y no como hobby.