Revolviendo entre los cajones, vuelvo a
encontrarme con la bola de cristal. No sé si cogerla, o dejarla en su sitio. A
veces es mejor no tocarla.
Pero tenía un rato libre, y he decidido
limpiarla. Solo tenía un poco de polvo pero aún así , es mejor tenerla en
óptimas condiciones. No estaba ni lo transparente, ni lo brillante que me gusta
verla.
Y como siempre, no falla.
Al pasarle el paño, ha comenzado a
funcionar.
Próximos veinte días de preocupación, en los
que se ve el rescate a España, después venía un gobierno de concentración -cómo
no, con los mismos de siempre-. Y un "sentido de Estado" envidiable.
Cuánta responsabilidad se les ve. No caben
de gozo.
A veces creo que es mejor dejarla en su
sitio y que se llene de polvo, para no poder ver lo que nadie quiere ver.