jueves, 19 de enero de 2012

El baño.

   Son las cuatro de la madrugada. Me encuentro en el baño. Acabo de orinar.        Tres sacudidas ( más no, porque podría ser considerado como otra cosa).
   Me lavo las manos. Me miro en el espejo. Hasta ahí, todo va bien.
   Pero mi reflejo en el espejo, comienza a detectar algo raro. Muy raro.
   La carne de las mejillas, comienza a ablandarse. Empieza literalmente a caerse al ¡ suelo !.
   Miro mis manos. Comienzan a convertirse en muñones.
   Mirando al suelo, puedo darme perfecta cuenta del charco sanguinolento de la mezcla entre sangre y carne…
   A continuación, intento abrir la puerta del baño. Maldición. Había echado el pestillo.
   La pesadilla continúa.
   No puedo abrir la puerta del baño. Ya no tengo ni manos, ni dedos que puedan accionar el pestillo.
   Esa sensación totalmente claustrofóbica intenta invadirme.
   Debo salir de allí, al menos para poder conservar, lo que quede de mi cuerpo.
   Cuanto mas tiempo permanezca dentro del baño, será peor. La carne cae al suelo,  a una velocidad superior a mi impotencia por salir.
   Lo que veo en el espejo, ya no soy yo. Definitivamente es otro. Un cuerpo deforme y sanguinolento.
   Vuelvo a mirarme en el espejo, y afortunadamente vuelvo a ser yo. Eso sí, la cara de auténtico pánico que vi allí, no la quiero volver a ver nunca. Al menos no en mi rostro.
   Desperté de la pesadilla, pero en vez de estar en la cama sudando, estaba ALLÍ.

( Cuadro, cortesía de D.Antonio López, el mejor pintor de hiperrealismo del mundo. Título " el lavabo". 1967 ).